domingo, 9 de mayo de 2010

Cambios, Cambios...


 Como habréis venido viendo a lo largo de los últimos tiempos estamos consolidando el concepto de Loft of Beauty en su división ART. En estos momentos considero que uno de mis principales objetivos esta siendo cumplido. Y no es otro que la creación de un espacio en continúo cambio, en continúo movimiento. En estos momentos y hasta el próximo día 15 de Mayo, nos interviene Pedro Delgado con su Random Artist Memory. 
Os dejo unas palabras del propio artista para que podáis entender mejor la exposición. Os esperamos en Loft of Beauty. Nuevos cambios están por llegar. 

Seguid tan guapos.


Esta exposición presenta una doble motivación: Por una parte, homenajear la memoria cultural del pasado, el peso sustancial de la herencia y la historia como estratificación, como la decantación del conocimiento sometido a procesos selectivos y erosivos. Por otra parte, la intrahistoria, mi pequeña historia personal, relatada a través de la selección de algunas de mis obras preferidas, a modo de anecdótica retrospectiva. Los medios: Pintura, dibujo, collage y décollage, ensamblaje e instalación.

Esta mañana, frente a un periódico prestado, me han llamado profundamente la atención las sinceras palabras pronunciadas por un artista octogenario. Se trataba de Juan Serrano (Córdoba, 1929), uno de los miembros fundadores del Equipo 57 que, por el devenir de los años, acabó dedicando sus quehaceres a la arquitectura, dejando a un lado (oculto para el público hasta el día en que escribo esto) su seria y elaborada producción artística, si entendemos arte como lo que se expone en un espacio dedicado a esta finalidad. El artista, que vuelve a la palestra tras 25 años de silencio mediático, se expresa en los siguientes términos1: “el grupo (57) creaba más pensando en el futuro, mientras que yo lo hago basándome en mi memoria”, y añade otra píldora: “los otros miembros del equipo pensaban en el año 2000 como algo maravilloso, en el que se habría alcanzado la igualdad y que el mundo habría avanzado hasta desterrar la injusticia”.


Resulta divertido el juego [a veces incluso genera apoteósicos axiomas] de clasificar a la especie humana en dos tipos, dos variedades diferentes, aun complementarias, que consigan comprender a todas las personas que pueblan el mundo. Las letras han tratado en muchas ocasiones este dilema: Hesse2 clasificó a las personas como piadosas o racionales, Cortázar3 inventó los términos cronopio y fama para precisar su taxonomía humana. Yo también voy a probar suerte. Creo que existen dos tipos de personas: las que miran al futuro y las que lo hacen al pasado. Las primeras son las principales encargadas en producir materia, pensamiento y emociones, al igual que las consumen como un derecho estatutario. Las segundas son las encargadas de revisar, corregir y cuestionar, y por tanto su primordial alimento consiste en la ingestión y rumia de lo ya visto.

Como soy el que acabo de inventar la regla me atribuyo el derecho a quedarme en la silla del juez que contempla la escena. Pero como también este texto debe decir algo de mí, desvelaré mis inclinaciones hacia el hemisferio que gira en movimiento retrógrado. Entiendo la creación artística como selección de la memoria, como el lento proceso digestivo de la experiencia, como la necesidad de insuflar vida a lo olvidado; la necesidad imperante de repasar los temas que han quedado a la deriva -personales y universales-. En definitiva, el justo recuerdo, la reutilización, el espigueo4, el coleccionismo barato, la segunda oportunidad. El objet trouvé que aún no ha encontrado museo.
Pedro Delgado
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1. J.G.E. Juan Serrano: “Me da coraje que el arte se haya refugiado en sí mismo”. El Correo de Andalucía, 10 de Abril de 2010.
2. Hesse, Hermann. “Mi credo”. Ed. Brugura, 1985.
3. Cortázar, Julio. “Historias de cronopios y de famas”. Ed. Aguilar, 2007.
4. Varda, Agnès. “Los espigadores y la espigadora”. Documental. Francia, 2000. Dist. Sherlock Films.

jueves, 6 de mayo de 2010

Gracias, Maestro



El gesto de la mano del cualquier trazo (escrito, dibujado, pintado) es una huella, habla tan claramente como las inflexiones de la voz y los modos de hablar 
Jean Dubuffet


El haber convivido con la obra de Rorro Berjano durante 45 días a sido enriquecedor para mí a nivel personal. Pensando en lo que decía Dubuffet he tenido una historia contada, una historia que me llevó a la Habana y me enseño los secretos de su gente.Con trazos reconocibles, mezclando materias que plasmaba en sí como un escritor, puede leer sus vivencias.

El dia que Rorro llegó a mi espacio para intervenirlo me dijo que dejaría en él una huella. Y lo hizo, una huella que se ha sentido y se sentirá, sobre todo por la percepción que me ha dado de la pintura y de su forma de comunicación. Fueron dos días sin dormir donde él trabajaba y yo era un espectador. Impresionante. Durante ese tiempo fuimos hablando de su obra de la visión que tenía del arte de todo lo que le ha influido en ser lo que es, un gran artista con una proyección ya bastante andada.

Grandes trazos, formatos distintos su obsesión con la cultura africana, todo ello es lo que forma la Casa de Olofi. Desde pequeño la cultura africana le llamo mucho la atención , tanto que se recorrió medio mundo en busca de experiencias para que pudiera encontrar su voz, su gran suerte fue llegar a la habana y encontrar lo que buscaba. Lo más cercano y lo más humano.

Hoy en día es un artista reconocido internacionalmente por su talento y su forma tan peculiar de trasmitir con la pintura, eso lo lleva a exponer en ARCO, a ganar varios premios (dejo el currículo porque es mucho que escribir) y a hacerse un hueco importante entre los jóvenes ya consagrados de España y Latinoamerica.

Solo me queda decir:

Gracias Rorro, Gracias MAESTRO.